miércoles, 17 de marzo de 2021

La gata con cascabeles


Salió cierta mañana Zapaquilda al tejado

con un collar de grana,

de pelo y cascabeles adornado.

Al ver tal maravilla,

del alto corredor y la guardilla

van saltando los gatos de uno en uno.

Congrégase al instante

tal concurso gatuno

en torno de la dama rozagante,

que entre flexibles colas arboladas

apenas divisarla se podía.

Ella con mil monadas

el cascabel parlero sacudía;

pero cesando al fin el sonsonete,

dijo que por juguete

quitó el collar al perro su señora,

y se lo puso a ella.

Cierto que Zapaquilda estaba bella.

a todos enamora,

tanto, que en la gatesca compañía

cuál dice su atrevido pensamiento

cuál se encrespa celoso;

riñen éste y aquél con ardimiento,

pues con ansia quería

cada gato soltero ser su esposo.

Entre los arañazos y maullidos

levántase Garraf gato prudente,

y a los enfurecidos

les grita: «Novel gente,

¡Gata con cascabeles por esposa!

¿Quién pretende tal cosa?

¿No veis que el cascabel la caza ahuyenta

y que la dama hambrienta

necesita sin duda que el marido,

ausente y aburrido,

busque la provisión en los desvanes,

mientras ella, cercada de galanes,

porque el mundo la vea,

de tejado en tejado se pasea?»

Marchóse Zapaquilda convencida,

y lo mismo quedó la concurrencia.

¡Cuántos chascos se llevan en la vida

los que no miran más que la apariencia!

Félix María de Samaniego  


Imagen:https://www.google.com/

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