miércoles, 20 de septiembre de 2023

Las Ideas y Los Tiempos

Philipp Melanchthon (Bretten, 1497 – Witemberg, 1560)

Fue un reformador y humanista alemán. Estudió la filosofía aristotélica y a los poetas latinos y griegos con un tutor privado en casa de su abuelo. Con apenas 13 años ingresó en la universidad e Heidelberg donde estudió filosofía, retórica y astronomía, Después, en Turingia, estudió jurisprudencia, matemáticas, astronomía y medicina. Después, en el año 1516, estudió teología y las Escrituras, lo que le llevó a considerar a Lutero su maestro espiritual. Como profesor de griego en Wittemberg, enseñó a más de mil quinientos estudiantes.

En las disputas teológicas, defendió a Lutero y su Reforma, demostrando que Lutero no rechazaba el verdadero cristianismo, sino las prácticas papales y eclesiásticas que se apartaban de las Sagradas Escrituras. Estableció una base para la reforma de las doctrinas y regulaciones para las iglesias y escuelas, presentando claramente la doctrina evangélica de la salvación. En su obra ‘La Apología de la Confesión de Augsburgo’, expone con claridad las doctrinas en disputa.

Debido a su carácter conciliador, en el llamado ‘Interim de Leipzig’, hizo concesiones a los católicos, al aceptar varias de sus costumbres, aduciendo que eran ‘adiáfora’, es decir, cuestiones secundarias a la verdadera doctrina y los sacramentos que Cristo instituyó. Estas concesiones fueron interpretadas como una negación de las convicciones evangélicas de la Reforma. Ello motivó que tuviera que sufrir el desagrado de sus amigos y el odio de sus enemigos. Desde entonces, hasta su muerte, vivió lleno de problemas y sufrimientos. Los luteranos estrictos le acusaron de herejía y apostasía.

Melanchthon fue el sintetizador de las ideas de Lutero, las defendió públicamente y las hizo base de la educación religiosa. Se caracterizó por la moderación, la prudencia y el amor por la paz.

Como maestro, distingue entre ley y evangelio. La ley, dice, es innata, es la ley de la naturaleza, contiene los elementos del conocimiento natural de Dios. Estos elementos han sido oscurecidos por e l pecado, así que necesitamos la renovada promulgación de la ley por la revelación que se forja en el Decálogo y que se realiza sólo en el evangelio.

Fue un hombre noble y honesto, humilde,  modesto, piadoso, enemigo de la envidia, celos, calumnia y sarcasmo. No buscó honor ni fama, siempre estuvo dispuesto a servir.

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