sábado, 27 de junio de 2020


 Cuatro serpientes

La de Iriarte le cierra el pico al pato.
La de Samaniego inocula al cuervo un serventesio.
La de Esopo no se enrosca para dormir y la zorra la imita.
La de La Fontaine termina desdentada.
…………

La serpiente y la lima

Cuéntase, que una serpiente,
de un relojero vecina,
buscando algo que comer
entró en su tienda. Una lima
sólo halló de duro acero.
Púsose a roerla con prisas;
y la lima, con cachaza,
le dijo “¿a qué te fatigas?
¡Pobre ignorante! ¿Pretendes
hacerme mella?¿No miras
que te romperás los dientes,
primero que lo consigas?
Yo sólo al tiempo me rindo.”
Corrige la fabulilla
a los de ínfimo talento
que, con bajas invectivas,
todo lo muerden, y nada
producen bueno  en la vida.
Os atormentáis en vano.
¿Pensáis que vuestras malignas
mordeduras han de hacer
impresiones conocidas
en tantas obras famosas
de la posteridad dignas?
Os engañáis torpemente
Porque obras tan peregrinas
para vosotros, están
en diamantes esculpidas.

La Fontaine

La Serpiente y la Lima | Fabulas de Esopo

La zorra y la serpiente

Se encontraba una higuera a la orilla de un camino, y una zorra vio junto a ella una serpiente dormida.
Envidiando aquel cuerpo tan largo, y pensando en que podría igualarlo, se echó la zorra a tierra al lado de la serpiente e intentó estirarse cuanto pudo. Tanto esfuerzo hizo, hasta que al fin, por vanidosa, se reventó.

Esopo

La zorra y la serpiente. Fábula tradicional para niños de Esopo

El cuervo y la serpiente

Pilló el Cuervo dormida a la Serpiente,
y al quererse cebar en ella hambriento,
se mordió venenosa. Sepa el cuento
quien sigue su apetito incautamente.

Samaniego

Fabula el cuervo y la culebra - Fabulas con Moraleja

El pato y la serpiente

A orillas de un estanque
diciendo estaba un pato:
«¿A qué animal dio el cielo
los dones que me ha dado?
Soy de agua, tierra y aire.
Cuando de andar me canso,
si se me antoja, vuelo,
si se me antoja, nado».
Una serpiente astuta,
que le estaba escuchando,
le llamó con un silbo,
y le dijo: «Señor guapo,
no hay que echar tantas plantas;
pues ni anda como el gamo,
ni vuela como el sacre,
ni nada como el barbo.
Y así tenga sabido
que lo importante y raro
no es entender de todo,
sino ser diestro en algo».

Tomás de Iriarte

El pato y la serpiente

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