sábado, 25 de enero de 2025

Esopo y Fedro nos visitan con un lobo, Samaniego con dos

Al lobo de Esopo, un cordero le desmonta todos sus argumentos.

Al favor de la grulla, el lobo de Fedro hace alarde de falsa magnanimidad.

Al primer lobo de Samaniego, un mono le alecciona a través de una contradicción.

Samaniego pone en entredicho el proverbio: “haz bien y no mires a quién”.

El lobo y el cordero en el arroyo

Miraba un lobo a un cordero que bebía en un arroyo, e imaginó un simple pretexto a fin de devorarlo. Así, aún estando él más arriba en el curso del arroyo, le acusó de enturbiarle el agua,impidiéndole beber. Y le respondió el cordero:

-Pero si sólo bebo con la punta de los labios, y además estoy  más abajo y por eso no te puedo enturbiar el agua que tienes arriba.

Viéndose el lobo burlado, insistió:

-El año pasado injuriaste a mis padres.

-¡Pero en ese entonces ni siquiera había nacido yo! -contestó el cordero.

Dijo entonces el lobo:

-Ya veo que te justificas muy bien, mas no por eso te dejaré ir, y siempre serás mi cena.

Esopo


El lobo y la grulla

Era la hora de la comida, y a un lobo que estaba comiendo, se le atravesó en la garganta un hueso y se estaba ahogando. Cerca de él había una grulla, a la cual le pidió que, por favor, le ayudase a sacar el hueso, ya que tenía el cuello muy largo y le sería sumamente fácil. El lobo le prometió que le pagaría el favor. La grulla, movida por los ruegos y las promesas del lobo, le sacó el hueso y le pidió que le pagase como le había prometido.

Entonces el lobo le respondió a la grulla:

-Estúpida, ¿acaso tu cabeza no ha estado en mi boca y tu cuello entre mis dientes? ¿No te parece suficiente que te haya perdonado la vida? ¿Quieres más pago que éste?

Fedro

El Lobo, la Zorra y el Mono Juez

Un Lobo se quejó criminalmente

de que una Zorra astuta lo robase.

El Mono Juez, como ella lo negase,

dejólos alegar prolijamente.

Enterado pronuncia la sentencia:

-“No consta que te falte nada, lobo;

y tú, Raposa, tú tienes el robo”

–dijo y los despidió de su presencia.

Esta contradición es cosa buena;

la dijo el docto Mono con malicia.

Al perverso su fama le condena

aun cuando alguna vez pida justicia.

Samaniego

El lobo y la cigüeña

Sin duda alguna que se hubiera ahogado

un lobo con un hueso atragantado,

si a la sazón no pasa una cigüeña.

El paciente la ve, hácele seña;

llega, y ejecutiva.

Con su pico, jeringa primitiva,

cual diestro cirujano,

hizo la operación y quedó sano.

Su salario pedía,

pero el ingrato lobo respondía:

“¿Tu salario?, pues ¿qué más recompensa

que el  no haberte causado leve ofensa,

y dejarte vivir para que cuentes

que pusiste tu vida entre mis dientes?”

Marchó por evitar una desdicha,

sin decir tus ni mus, la susodicha.

Haz bien, dice el proverbio castellano,

y no sepas a quién; pues es muy llano

que no tiene razón  ni por asomo:

es menester saber a quién y como.

El ejemplo siguiente

nos hace esta verdad más evidente.

Samaniego

Imágenes:https://www.google.com/

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