martes, 21 de abril de 2020


DESEMPOLVANDO
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo…

……………

…sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría más de esa cuarto, pues estba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada por la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.

Principio y final de  CIEN AÑOS DE SOLEDAD de G.G.Márquez

Colombia desde Cien Años de Soledad (I): Los Sucesos

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