martes, 9 de julio de 2024

Cuatro leones

El de Esopo hace que un boyero prometa sacrificios a Zeus.

El de La Fontaine, enfermo, recibe la visita de todos los animales menos de la zorra.

El león de Samaniego es puesto como ejemplo de gobernadores y jefes.

Iriarte, en su león, aconseja a los literatos no parecerse a los murciélagos.

...............

El león y el Boyero

Un boyero que apacentaba un hato de bueyes perdió un ternero. Lo buscó, recorriendo los alrededores sin encontrarlo. Entonces prometió a Zeus sacrificarle un cabrito si descubría quién se lo había robado.

Entró de inmediato al bosque y vio a un león comiéndose al ternero. Levantó aterrado las manos al cielo gritando:

-¡Oh grandioso Zeus, antes te prometí inmolarte un cabrito si encontraba al ladrón; pero ahora te prometo sacrificar un toro si consigo no caer en las garras del león!

Esopo

El león enfermo y la zorra

Un día el rey león cayó enfermo y su médico, que era un búho, le recomendó hacer reposo durante un tiempo. El león decidió entonces que como iba a permanecer mucho tiempo inactivo, solo y aburrido, que vinieran a visitarlo un animal de cada especie. Se aclaró que otorgaba total inmunidad contra las garras del león, y que ningún invitado sería atacado.

Asi que todos los animales, eligieron un embajador y lo enviaron. Los zorros estaban tratando de ver quién sería el elegido, cuando una zorra interrumpió la charla y dijo:

-¡Vengo de recorrer las inmediaciones de la cueva del león, y he podido ver que las huellas de quienes fueron a visitarlo, están todas en dirección a la entrada!, pero ninguna en dirección opuesta. Creo que este dato por sí solo debe inspirarnos recelo, ya que a pesar de las promesas de inmunidad es fácil ver cómo se entra en la casa del león, pero imposible saber cómo se sale.

La Fontaine

El león con su ejército

El león, rey de los bosques poderoso,

quiso armar un ejército famoso.

Juntó sus animales al instante:

empezó por cargar al elefante

un castillo con útiles, y encima

rabiosos lobos, que pusiesen grima.

Al oso le encargó de los asaltos,

al mono con sus gestos y sus saltos

mandó que al enemigo entretuviese;

a la zorra que diese

ingeniosos ardides al intento.

Uno gritó: “La liebre y el jumento.

Éste por tardo, aquella por medrosa,

de estorbo servirán, no de otra cosa”.

¿De estorbo? dijo el Rey; yo  no lo creo.

En la liebre tendremos un correo,

y en el asno mis tropas un trompeta.

” Así quedó la armada bien completa.

Tu retrato es el león, Conde prudente,

y si a tu imitación, según deseo,

examinan los jefes a su gente,

a todos han de dar útil empleo.

¿Por qué no lo han de hacer? ¿Habrá cucaña

como no hallar ociosos en España?

Samaniego

El león y el águila

El águila y el león

gran conferencia tuvieron

para arreglar entre sí

ciertos puntos de gobierno.

Dio el águila muchas quejas

del murciélago diciendo:

”¿Hasta cuándo este avechucho

nos ha de traer revueltos?

Con mis pájaros se mezcla,

dándose por uno de ellos,

y alega varias razones

sobre todo la del vuelo.

Mas si le antoja dice:

“Hocico, y no pico, tengo.

¿Cómo ave queréis tratarme?

Pues cuadrúpedo me vuelvo”

Con mis vasallos murmura

de los brutos de tu imperio,

y cuando con éstos vive,

murmura también de aquellos”.

“Está bien –dijo el león-,

yo te juro que en mis reinos

no entre más”. “Pues en los míos

–respondió el águila-, menos”.

Desde entonces, solitario

salir de noche le vemos,

pues ni alados ni patudos

quieren ya tal compañero.

 

Murciélagos literarios,

que hacéis a pluma y a pelo,

si queréis vivir con todos,

miraos en este espejo.

Iriarte

Imágenes:https://www.blogger.com/

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