Adiós , Penélope
No es cierto que Ulises terminara sus días al calor de Penélope. De
regreso al hogar, las aves le cotaron que la paciente Penélope le había sido
fiel durante veinte años y que había rechazado a numerosos pretendientes mientras
tejía su moroso tapiz. Y Ulises, empujado por sus complejos de inferioridd,
sintió miedo de no estar a la altura moral de su amada. Así pues, a punto de
arribar a las costas de Ítaca, decidió darse media vuelta y volver a los brazos
de la ninfa Calipso a sabiendas de que el bueno de Homero ya arreglaría el
asunto.
Francisco Rodríguez Criado
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