Las dos perras
Suelen envolver una asechanza las caricias de los malos, y para no caer en ella, nos
conviene tener muy presente lo que diremos a continuación.
Una
perra solicitó de otra permiso para echar en su choza la cría, favor que le fue
otorgado sin dificultad alguna; pero es el caso que iba pasando el tiempo, y
nunca llegaba el momento de abandonar la choza que tan generosamente se le había
cedido, alegando, como razón de esta demora que era preciso esperar a que los
cachorrillos tuvieran fuerza para andar por sí solos.
Como
se le hiciesen nuevas instancias, pasado
el último plazo que ella misma había fijado, contestó arrogantemente: ‘Me
saldré de aquí, si tienes valor de luchar conmigo y con mi turba`.
Si dais entrada al malo en vuestra casa, os echará de ella.
Fedro
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