Con diez
cañones por banda,
viento en popa
a toda vela
no corta el
mar, sino vuela
un velero
bergantín:
bajel pirata
que llaman,
por su bravura,
el Temido,
en todo el mar
conocido
del uno al otro
confín.
La luna en el
mar riela,
en la lona gime
el viento,
y alza en
blando movimiento
olas de plata y
azul;
y ve el capitán
pirata,
cantando alegre
en la popa.
Asia a un lado,
al otro Europa,
y allá a su
frente, Estambul.
“Navega, velero
mío,
sin temor;
que ni enemigo
navío,
ni tormenta, ni
bonanza
tu rumbo a
torcer alcanza,
ni a sujetar tu
valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.
Que es mi barco
mi tesoro,
que es mi Dios
la libertad,
mi ley la
fuerza y el viento,
mi única patria
la mar.
(…)
Espronceda
…………
¿Quién no conoce
“La canción del pirata”? ¿Quién no sabe de memoria, al menos la primera
estrofa?
Merecía la pena
recordar una vez más este poema tan popular, por lo menos un buen trozo de él.
José de
Espronceda (1808 – 1842) nació en Almendralejo (Badajoz). Si hay un poeta
representativo del Romanticismo, éste es Espronceda.
Tiene dos poemas
narrativos extensos: “El estudiante de Salamanca” y “El diablo mundo”. Tiene
además muchos poemas cortos, que él llamó “Canciones”. Además de “La canción
del pirata”, son conocidos “La canción del cosaco”, “El verdugo”. “El reo de
muerte”, “El mendigo”… Personajes todos ellos marginados o excluidos de la
sociedad. En este sentido puede decirse que es un antecedente de la llamada
poesía social.
……..