Rafael Alberti (El Puerto de
Santa María, Cádiz, 1902 – 1999)
Pintor y poeta de la “Generación de 27”. Militante del Partido Comunista, se exilió
después de la Guerra Civil Española, viviendo en varios países, como Francia,
Argentina, Chile e Italia. Regresó a España después de la Dictadura de Franco
siendo elegido Diputado del Congreso.
Entre sus obras, “Marinero en tierra”, “El alba del
alhelí”, “Cal y Canto”, “Sobre los ángeles”, “Entre el clavel y la espada” y “A
la pintura.”
Entre sus premios, el “Nacional de Poesía”, el “Lenin de
la Paz”, el “Roma de literatura” y “El Cervantes.”
Cuba dentro de un piano
Cuando mi madre llevaba un sorbete de fresa por sombrero
y el humo de los barcos aún era humo de habanero.
Mulata vuelta bajera.
Cádiz se adormecía entre fandango y habaneras
y un lorito al piano quería hacer de tenor.
Dime dónde está la flor que el hombre tanto venera.
Mi tío Antonio venía con su aire de insurrecto.
La Cabaña y el Príncipe sonaban por los patios del
Puerto.
(Ya no brilla la Perla Azul del Mar de las Antillas.
Ya se apagó, se nos ha muerto).
Me encontré con la bella Trinidad.
Cuba se había perdido y ahora era verdad.
Era verdad, no era mentira.
Un cañonero huido llegó cantándolo en guajiras.
La Habana ya se perdió. Tuvo la culpa el dinero…
Calló, cayó el cañonero.
Pero después, pero ¡ah! después…
fue cuando al SÍ lo hicieron YES.
Rafael Alberti
La Paloma
Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la moche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
(Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.)
Rafael Alberti
Canción 8
Hoy las nubes me trajeron,
volando, el mapa de España.
¡Qué pequeño sobre el río,
y qué grande sobre el pasto
la sombra que proyectaba!
Se le llenó de caballos
la sombra que proyectaba.
Yo, a caballo, por su sombra
busqué mi pueblo y mi casa.
Entré en el patio que un día
fuera una fuente con agua.
Aunque no estaba la fuente,
la fuente siempre sonaba.
Y el agua que no corría
volvió para darme agua.
Rafael Alberti
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