Juan de Timoneda ( ? – 1583)
Escribió “Sobremesa y alivio de caminantes”. Es una
colección de cuentos y relatos brevísimos (en realidad los llamados hoy
“microrelatos”) que por su gracia y desenfado se hicieron muy populares. He
aquí algunos de ellos.
Cuento XIV
Cierto filósofo pobre, gentílico, por enseñar a pedir
limosna a un hijo que tenía, algunos días llevábalo a las estatuas de piedra, y
hacía que les pidiese con el bonete en la mano, y a cabo de rato, como no le respondiesen, volvía las
espaldas. Visto esto por un ciudadano, preguntóle por qué hacía aquello.
Respondió: “porque aprendo a tener paciencia, la cual ha de ser naturalmente de
los pobres.”
Cuento XXXI
Estando un barbero afeitando a un gentilhombre en su
casa, el cual estaba muy mohíno dél por ser tan parlero, que cuando vino a
hacerle la barba, dijo:
-“Señor, ¿cómo manda que le haga la barba?
Respondió el gentilhombre:
-“Callando.”
Cuento XXXIV
Estaban unos
ladrones desquiciando una puerta, para robar lo que había en la casa;
sintiéndolo el dueño de la posada asomóse a una ventana y díjoles:
-“Señores, de aquí a un rato venid, que aún no estamos
acostados.”
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