miércoles, 25 de septiembre de 2024

Otros cuatro leones de Esopo

El primero puso en fuga al asno después de tomarlo como socio.

El segundo se mofa de una asno que alardea de eficacia.

El tercero devora al asno por justo y se sorprende por la astucia de la zorra.

Al cuarto da una lección de vida el elefante.

El león y el asno

Se juntaron el león y el asno para cazar animales salvajes. El león utilizaba la fuerza y el asno

las coces de sus pies. Una vez que acumularon cierto número de piezas, el león las dividió en

tres partes y le dijo al asno:

-La primera me pertenece a mí por ser el rey; la segunda también es mía por ser tu socio, y

sobre la tercera, mejor te vas largando si no quieres que te vaya como a las presas.

El león y el asno presuntuoso

De nuevo se hicieron amigos el ingenuo asno y el león para salir de caza. Llegaron a una

cueva donde se refugiaban unas cabras monteses, y el león se quedó a guardar la salida,

mientas el asno ingresaba a la cueva coceando y rebuznando, para hacer salir a las cabras.

Una vez terminada la acción, salió el asno de la cueva y le pregunó si no le había parecido

excelente su actuación al haber luchado con tanta bravura para expulsar a las cabras.

-¡Oh sí, soberbia -repuso el león-, que hasta yo mismo me hubiera asustado si no supiera de

quién se trataba!

El león, la zorra y el asno

Ele león, la zorra y el asno se asociaron para ir de caza.

Cuando ya tuvieron bastante, dijo el león al asno que repartiera entre los tres el botín. Hizo el

asno tres partes iguales y le pidió al león que escogiera la suya. Indignado por haber hecho las

tres partes iguales, saltó sobre él y lo devoró.

Entonces pidió a la zorra que fuera ella quien repartiera.

La zorra hizo un montón de casi todo, dejando en el otro grupo sólo unas piltrafas. Llamó al

león para que escogiera de nuevo.

Al ver aquello. Le preguntó el león que quién le había enseñado a repartir tan bien.

-¡Pues el asno, señor!

El león, Prometeo y el elefante

No dejaba un león de quejarse ante Prometeo.

-Tú me hiciste bien fuerte y hermoso, dotado de mandíbulas con buenos colmillos y poderosas

garras en las patas, y soy el más dominante de los animales. Sin embargo le tengo un gran

temor al gallo.

-¿Por qué me acusas tan a la ligera? ¿No estás satisfecho con todas las ventajas físicas que

te he dado? La que flaquea es tu espíritu –replicó Prometeo.

Siguió el león deplorando su situación, juzgándose de pusilánime. Decidió entonces poner fina su vida.

Se encontraba en esta situación cuando llegó el elefante, se saludaron y comenzaron a

charlar. Obsrvó el león que el elefante movía constantemente las orajas, por lo que le

preguntó la causa.

-¿Ves ese minúsculo insecto que zumba a mi alrededor? -respindió el elefante-, pues si logra

ingresar dentro de mi oído, estoy perdido.

Entonces se dijo el león: ¿No sería insensato dejarme morir, siendo yo mucho más fuerte y

poderoso que el elefante, así como mucho más fuerte y poderoso es el gallo con el mosquito?

Imágenes:https://www.blogger.com/

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