Esopo y sus cuatro manadas de lobos
Un perro jefe muestra prudencia ante el ataque de los perros.
Unos peros ingenuos pagan cara la alianza que le propusieron los
lobos.
No menos ingenuos los carneros sucumben ante el engaño de los
lobos.
La prudente sabiduría de un viejo carnero, salva al rebaño de
las garras de los lobos.
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Los lobos y los perros alistándose a luchar
Se alistaban los perros y los
lobos a luchar. Eligieron los perros como general a un perro griego. Pero éste
parecía no tener prisa en iniciar la batalla y por ello le reclamaron.
-¿Saben –contestó- por qué doy tiempo? Porque antes de actuar siempre es bueno deliberar. Los lobos todos son de la misma raza, talla y color, pero nosotros somos de costumbres muy diferentes, y procedemos de diversas regiones de las cuales cada uno estamos orgullosos. Nuestros uniformes no son parejos como los de ellos, tenemos rubios, negros, blancos y cenicientos. ¿Cómo voy a empezar una guerra con soldados tan desparejos? Primero debo idear cómo nivelar a mi gente.
Los lobos reconciliándose con los perros
Llamaron los lobos a los perros
y les dijeron:
-Oigan. Siendo ustedes y
nosotros tan semejantes, ¿por qué no nos entendemos como hermanos, en vez de
pelearnos? Lo único que tenemos diferente es cómo vivimos. Nosotros somos
libres; en cambio ustedes sumisos y sometids en todo a los hombres: aguantan sus
golpes, soportan los collares y les guardan los rebañs. Cuando sus amos comen,
a ustedes sólo les dejan los huesos. Les proponemos lo siguiente: dennos los
rebaños y los pondremos en común para hartarnos.
Creyeron los perros las palabras de los lobos traicionando a sus amos, y los lobos, ingresando en los corrales, lo primero que hiceron fue matar a los perros.
Los lobos y los carneros
Intentaban los lobos sorprender
a un rebaño de carneros. Pero gracias a
los perros guardianes, no podían conseguirlo. Entonces decidieron emplear su
astucia. Enviaron unos delegados a los carneros para pedirles que les
entregaran a sus perros diciéndoles:
-Los perros son los causantes
de que haya enemistad entre ustedes y nosotros. Sólo tienen que entregárnoslos
y la paz reinará entre nosotros.
Y los ingenuos carneros, sin sospechar lo que sucedería, les entregaron los perros, y los lobos, ya libres de los perros, se apoderaron sin problemas del rebaño.
Los lobos, los carneros y el carnero padre
Enviaron los lobos una
representación a un rebaño de carneros, prometiéndoles hacer una paz permanente
si les entregaban a los perros. Los carneros aceptaron hacerlo, exceptuando a un
viejo carnero padre que les reclamó a los lobos:
-¿Cómo les voy a creer y vivir con ustedes, si ahora mismo, aún con el cuidado de los perros no puedo pacer con tranquilidad?
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