Un
posible principio y fin de “Rayuela” de J. Cortázar:
“¿Encontraría a la maga? Tantos
días me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al
Quai de Conti y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me
dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se insinuaba en el Pont des
Arts a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro
inclinada sobre el agua….”
“…Era así, la armonía duraba
increíblemente, no había palabras para contestar a la bondad de esos dos ahí
abajo, mirándolo y hablándole desde la rayuela, porque Talita estaba sin darse
cuenta en la casilla tres, y Traveler tenía un pie metido en la seis, de manera
que lo único que é podía hacer era mover un poco la mano derecha en un saludo
tímido y quedarse mirando a la Maga, a Manu. Diciéndose que al fin y al cabo
algún encuentro había, aunque no pudiera durar más que ese instante
terriblemente dulce en lo que lo mejor sin lugar a dudas hubiera sido
inclinarse apenas hacia afuera y dejarse ir, paf se acabó.”
Digo un posible principio y
fin, porque esta novela admite varias posibilidades de lectura. Puede tener
otros principios y otros fines e incluso se puede prescindir de bastantes
capítulos “sin remordimientos” según el mismo autor nos aconseja.
Podría tener este
principio:
“Sí, pero quién nos curará del
fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer por la rue de la
Huchette, saliendo de los portales carcomidos, de los parvos zaguanes, del
fuego sin imagen que lame las piedras y acecha en los vanos de las puertas…”
Y terminar así:
“…Traveler no le contestó nada,
y miró a Ovejero que entraba y se inclinaba para tomar el pulso de la histeria
matinensis yugulata.
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