DESEMPOLVANDO
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo. “No dejes de ir a visitarlo –me recomendó-. Se llama de otro modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.” Entonces no pude hacer otra cosa que decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después de que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
………………..
Sintió que unas manos le tocaban los hombros y enderezó el cuerpo,
endureciéndolo.
-Soy yo, don Pedro –dojo Damiana-, ¿No quiere que la traiga su almuerzo?
Pedro Páramo respondió:
-Voy para allá. Ya voy.
Se apoyó en los brazos de Damiana Cisneros e hizo intento de caminar. Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras.
Principio y fin de ‘PEDRO PÁRAMO’ de Juan
Rulfo
Imagen:https://www.google.com/
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