Poesía china
Pieles de tigre
El abuelo
cazaba tigres.
Mi padre
vendía pieles de tigre.
Antes de ser
vendidas
eran colgadas
frente a la casa
e igual que
ovejas preñadas, cruzaban el patio una a una,
sus corderos
se perdieron.
Detrás de la
casa de las pieles,
los perales y
duraznos se marchitaron uno a uno.
En la pradera
de mis sueños, mi Padre
caminó entre
la masa
vestido de
piel de tigre.
Los gritos
‘Ahí viene el tigre’ resonaban.
Las paredes de
piedra del pueblo
se agrietaron,
rodaron las piedras
como cabras en combate.
La última fue
mi madre, perseguida por el tigre
ahí murió y
revivió.
Antes de ser
vendidas esas pieles
fueron las pieles
del cielo,
de la tierra,
del agua,
las rocas.
Cuando se
convirtieron en ventanas
esas pieles de
tigre me definían.
Si era visto
sería
con una
escopeta al hombro.
Al decidirse la hechura de un tambor sagrado
con la piel de un tigre,
uno teme esa
oquedad,
la extinción
de plagas
en el bosque
infinito.
Al hacer un
arnés de piel de tigre para el buey,
el único temor
es que no haya más tierra para arar.
Al hacer un
anuncio con piel de tigre,
el único temor
es que nadie lo observe.
Nunca he visto
una piel de tigre, tampoco un tigre.
Un hombre deja
únicamente su nombre al morir,
un tigre sólo
deja la piel.
¿Por qué no
ser tigre?
¿Por qué a los
niños nos educan así?
Por lo que
fuera, esas pieles de tigre
fueron
vendidas por mi padre.
En el año
nuevo
agujas de pino
cubrían el piso de la sala.
Las huellas de
mi abuelo no pudieron encontrarse.
¿Murió otra
vez en el cielo? Que todo sea una fantasía.
Frío llevé mi
corazón para dejarlo
sobre esas
agujas de pino apiladas
en el piso de
la sala.
No sentí los
pinchazos.
Los tatuajes
cubrían mi cuerpo.
Luego llegó la
noche,
la media noche de ese día.
Aku Wuwu
Imagen:https://www.blogger.com/
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