Se ha dado en llamar “cadáver
exquisito” al resultado de ensamblar palabras o imágenes pertenecientes a un
colectivo.
Los surrealistas ya “jugaban” a esto.
Unos cuantos escritores reunidos en torno a una mesa escribían por turno en una
hoja de papel, la doblaban para que sólo se viera la última parte del escrito y
la pasaban a otro “jugador”, para que a su vez hiciera lo mismo. El resultado
era un “cadáver exquisito”.
Estos primeros “jugadores” decían que
la creación artística, sobre todo la poética, debía de ser grupal, anónima,
espontánea y automática. De hecho muchas de estas experiencias se hacían en
estado de semiinconsciencia, después de haber tomado alguna sustancia de las
que eran consumidores.
Otros poetas como Lorca o Neruda lo
han llamado “poemas al alimón”.
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