MARCA MUJER
Juana de Arco
(Domrémy, Francia, 1412 – Ruan, 1431)
Militar y santa de la Iglesia
Católica.
Fue una heroína del ejército
francés, cabecilla autorizada por el rey Carlos VII en varias
campañas para expulsar a los ingleses de Francia. Fue hecha prisionera por los
‘borgoñones’, entregada a los ingleses, condenada por sus clérigos por herejía y
quemada viva.
La realeza francesa estaba
dividida en dos bandos: los borgoñones, partidarios del duque de Borgoña y los
que apoyaban a Carlos VII, duque de Orleans. Ambos bandos pidieron apoyo a
los ingleses y éstos se pusieron de parte del bando de los borgoñones. Juana,
según propio testimonio en el juicio que la condenó, recibió unas apariciones y
unas voces de parte de San Miguel y de las santas Catalina y Margarita que le
expresaron ser voluntad de Dios que liberara a Francia del asedio de Orleans.
Con una pequeña escolta y vestida de hombre atravesó el territorio enemigo,
marchando hacia el sur de Francia, para encontrarse con el rey. En Poitiers,
convenció a los teólogos en el proceso
de que fue objeto y terminó pidiendo un ejército para salvar a Francia. Juana,
en efecto, comandó el ejército que liberó a Orleans. Finalmente el 17 de Julio
fue coronado el rey francés en Reims con la presencia de Juana, siendo éste el
momento más importante de su historia. A
partir de este momento, las relaciones entre Juana y el rey se hicieron tensas:
mientras Juana era partidaria de ir directamente contra los borgoñeses y tomar
París, El rey era más partidario de hacer sucesivas treguas con los borgoñeses.
Juana fue capturada en la
ciudad de Compiègne, encarcelada en el castillo de Beaurevoir y, posteriormente
juzgada en Rouen y quemada en la plaza del ‘Vieux marché’. Fue una combustión lenta
hasta reducir su cuerpo a cenizas para evitar su culto posterior.
El papa español Nicolás V
dispuso que se reabriera el proceso y se declaró herejes a los jueces que la
habían condenado. Posteriormente fue
declarada santa por el papa Benedicto XV.
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