María
Zambrano Alarcón (Vélz-Málaga.1904 – Madrid, 1991)
Ensayista,
profesora y filósofa. Recibió el Premio Príncipe de Asturias y el Premio
Cervantes.
Activista
a favor de la República durante la Guerra Civil Española, pronto se desilusionó
de la política para dedicarse por entero sus inquietudes filosóficas. En 1939,
María, con un grupo de familiares, se exilió primero en Francia y
posteriormente en Cuba, México, Roma y París. Regresó a España en 1984, después
de cincuenta años exiliada. Vivió los últimos años en Madrid, donde murió.
María
Zambrano dice que la filosofía empieza cuando el hombre se pregunta ¿qué son
las cosas? Es ésta una actitud filosófica. Pero existe también la actitud
poética por la que en el hombre encuentra
el sentido de todo. Para el hombre su ser humano constituye su principal
problema. La razón-poética será el método para la creación de la persona. Una
constante en su obra es la búsqueda de lo que el hombre tiene de sagrado, de
inasible, de divino. El paso histórico del hombre, desde el tiempo de los
dioses hasta el tiempo de la razón es el paso de la razón poética a la actitud
filosófica. La poesía, dice, es respuesta, mientras que la filosofía es
pregunta. El que pregunta está en un estado indigente, no sabe; preguntarse
supone un acto trágico: se hace cada vez que mueren los dioses.
María
Zambrano propone una filosofía a la luz de la conciencia, no sólo a la luz de
la razón, en la que esté la persona entera presente: conciencia y voluntad;
espíritu-cuerpo. La verdad se revela en la palabra poética, que es un lenguaje
no para definir, ni para comunicar sino que es un instrumento de comunión. En su
obra más importante ‘Claros del bosque’ aparece este lenguaje, este ‘decir’,
como un decir filosófico de carácter místico-poético.
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