lunes, 6 de julio de 2020


María Zambrano Alarcón (Vélz-Málaga.1904 – Madrid, 1991)
Ensayista, profesora y filósofa. Recibió el Premio Príncipe de Asturias y el Premio Cervantes.
Activista a favor de la República durante la Guerra Civil Española, pronto se desilusionó de la política para dedicarse por entero sus inquietudes filosóficas. En 1939, María, con un grupo de familiares, se exilió primero en Francia y posteriormente en Cuba, México, Roma y París. Regresó a España en 1984, después de cincuenta años exiliada. Vivió los últimos años en Madrid, donde murió.
María Zambrano dice que la filosofía empieza cuando el hombre se pregunta ¿qué son las cosas? Es ésta una actitud filosófica. Pero existe también la actitud poética por la que en el hombre encuentra  el sentido de todo. Para el hombre su ser humano constituye su principal problema. La razón-poética será el método para la creación de la persona. Una constante en su obra es la búsqueda de lo que el hombre tiene de sagrado, de inasible, de divino. El paso histórico del hombre, desde el tiempo de los dioses hasta el tiempo de la razón es el paso de la razón poética a la actitud filosófica. La poesía, dice, es respuesta, mientras que la filosofía es pregunta. El que pregunta está en un estado indigente, no sabe; preguntarse supone un acto trágico: se hace cada vez que mueren los dioses.
María Zambrano propone una filosofía a la luz de la conciencia, no sólo a la luz de la razón, en la que esté la persona entera presente: conciencia y voluntad; espíritu-cuerpo. La verdad se revela en la palabra poética, que es un lenguaje no para definir, ni para comunicar sino que es un instrumento de comunión. En su obra más importante ‘Claros del bosque’ aparece este lenguaje, este ‘decir’, como un decir filosófico de carácter místico-poético.

María Zambrano y Segovia | El Adelantado de Segovia

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