MARCA MUJER
Alejandra Fiódorovna (Darmstadt, 1872 – Ekaterimburgo, 1918)
Era nieta de la reina Victoria del Reino Unido, convertida
en la última emperatriz de Rusia, al casarse con el zar Nicolás II. Fue recibida con este nombre en la iglesia
ortodoxa rusa y canonizada junto con el resto de la familia tras ser ejecutados
por los bolcheviques como consecuencia
de la Revolución de Octubre.
Alix, llamada así cariñosamente por su familia, rehusó
casarse con su primo, el príncipe Alberto Víctor, a pesar de la presión
familiar. Ella ya había conocido a Nicolás Aleksándrovich de Rusia y se había
enamorado de él. Estaban emparentados entres sí a través de varias líneas de la
realeza europea, En concreto la princesa Guillermina de Baden, había sido
bisabuela de los dos, siendo pues primos terceros.
En un principio, Alix rechazó el matrimonio con Nicolás
pues no quería convertirse a la ortodoxia dejando su religión luterana, pero
fue convencida y al fin aceptó. A la muerte de Alejandro III, padre de Nicolás,
éste fue confirmado como zar y Alix recibida en la iglesia ortodoxa con el
nombre de Alejandra. Se casaron en el Palacio de Invierno el 26 de noviembre
del año 1894.
Coronada emperatriz, nunca se esforzó por ganarse el
afecto del pueblo ruso. Vivía recluida
al cuidado de sus hijos y alejada, fría y distanciada de la gente,
seguramente debido a su timidez, a su origen alemán, a su escasa asimilación de
la cultura rusa y de su trastorno
hemofílico. Su hijo y único heredero Alekséi nació hemofílico y desde entonces
Alejandra recurrió a médicos, a las oraciones y al cuidado de Rasputín de quien
se hizo amiga y seguidora.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, Nicolás se desplazó
al frente y Alejandra quedó como regente. Trabajó como enfermera para la Cruz
Roja, junto con sus dos hijas mayores, en un hospital de campaña. Gobernó durante
dos años y medio, tiempo en el que la situación del país se debilitó. Circularon
rumores acerca de su relación con Rasputín, apuntando que era de naturaleza
sexual, también con sus hijas. Hubo hambrunas y falta de bienes, generando un
clima de gran tensión en el pueblo. Nicolás tuvo que abdicar y se entró en guerra civil;
la familia imperial fue ejecutada. La Iglesia Ortodoxa Rusa canonizó a
todos los miembros de la familia imperial y sus restos descansan en la catedral
de San Pedro y San Pablo de San Petesburgo.
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