Las Ideas y Los Tiempos
Philipp Melanchthon (Bretten, 1497 – Witemberg, 1560)
Fue
un reformador y humanista alemán. Estudió la filosofía aristotélica y a los poetas
latinos y griegos con un tutor privado en casa de su abuelo. Con apenas 13 años
ingresó en la universidad e Heidelberg donde estudió filosofía, retórica y astronomía,
Después, en Turingia, estudió jurisprudencia, matemáticas, astronomía y medicina.
Después, en el año 1516, estudió teología y las Escrituras, lo que le llevó a
considerar a Lutero su maestro espiritual. Como profesor de griego en Wittemberg,
enseñó a más de mil quinientos estudiantes.
En
las disputas teológicas, defendió a Lutero y su Reforma, demostrando que Lutero
no rechazaba el verdadero cristianismo, sino las prácticas papales y eclesiásticas
que se apartaban de las Sagradas Escrituras. Estableció una base para la reforma
de las doctrinas y regulaciones para las iglesias y escuelas, presentando claramente
la doctrina evangélica de la salvación. En su obra ‘La Apología de la Confesión
de Augsburgo’, expone con claridad las doctrinas en disputa.
Debido
a su carácter conciliador, en el llamado ‘Interim de Leipzig’, hizo concesiones a
los católicos, al aceptar varias de sus costumbres, aduciendo que eran ‘adiáfora’,
es decir, cuestiones secundarias a la verdadera doctrina y los sacramentos que Cristo
instituyó. Estas concesiones fueron interpretadas como una negación de las convicciones
evangélicas de la Reforma. Ello motivó que tuviera que sufrir el desagrado de
sus amigos y el odio de sus enemigos. Desde entonces, hasta su muerte, vivió lleno
de problemas y sufrimientos. Los luteranos estrictos le acusaron de herejía y apostasía.
Melanchthon
fue el sintetizador de las ideas de Lutero, las defendió públicamente y las hizo
base de la educación religiosa. Se caracterizó por la moderación, la prudencia
y el amor por la paz.
Como
maestro, distingue entre ley y evangelio. La ley, dice, es innata, es la ley de
la naturaleza, contiene los elementos del conocimiento natural de Dios. Estos
elementos han sido oscurecidos por e l pecado, así que necesitamos la renovada promulgación
de la ley por la revelación que se forja en el Decálogo y que se realiza sólo en
el evangelio.
Fue
un hombre noble y honesto, humilde, modesto,
piadoso, enemigo de la envidia, celos, calumnia y sarcasmo. No buscó honor ni
fama, siempre estuvo dispuesto a servir.
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