Esopo y sus tres últimas zorras:
La primera es una auténtica tramposa.
La segunda aprende que vale más la calidad que la cantidad.
La Tercera se beneficia de la pelea de dos rivales más fuertes.
La zorra y la liebre
Dijo un día una liebre a una zorra.
-¿Podrías decirme si realmente es cierto que tienes muchas
ganancias, y por qué te llaman la “ganadora”?
-Si quieres saberlo –contestó la zorra-, te invito a cenar conmigo.
Aceptó la liebre y la siguió, pero al llegar a casa de doña
zorra vio que no había más cena que la misma liebre. Entonces dijo la liebre:
-¡Al fin comprendo para mi desgracia de donde viene tu nombre: no es de tus trabajos, sino de tus engaños!
La zorra y la leona
Reprochaba una zorra a una leona el hecho de que siempre sólo
pariese a un pequeñuelo. Y le contestó la leona:
-Si, uno solo, tienes razón, ¡pero un señor león!
La zorra, el oso y el león
Un feroz león y un enorme oso se encontraron al mismo tiempo un
ciervo. Para decidir cuál de los dos se quedaban con la presa, decidieron tener
un combate, el que ganara se la llevaba. Mientras peleaban fuertemente, y sin
ellos darse cuenta, pasó una astuta zorra.
La zorra, al verlos pelear y darse cuenta que estaban muy exhaustos,
aprovechó la situación y se llevó el ciervo. Corrió muy lejos, mientras el león
y el oso sólo pudieron ver cómo se iba, pues estaban muy cansados para correr
tras ella.
Entre ellos se murmuraron: “¡Qué desdicha! Tanto esfuerzo y
lucha para que la presa se la quedara la zorra.”
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