lunes, 12 de febrero de 2024

LITERATURA AZTECA

Yo por mi parte… 

Yo por mi parte digo:

¡Ay, sólo un breve instante!

¡Sólo cual la magnolia abrimos los pétalos!

¡Sólo hemos venido, amigos, a marchitarnos

en esta tierra!

Pero ahora, cese la amargura,

ahora dad recreo a vuestros pechos.

¿Pero cómo comer? ¿Cómo darnos el placer?

Allá nacen nuestros cantos, donde nació el atabal.

He sufrido yo en la tierra

en donde vivieron ellos.

Se enlazará la amistad,

se enlazará la comunidad junto a los tambores.

¿Acaso yo aún vendré?

¿Aún habré de entonar un canto?

Pero yo sólo estoy aquí: ellos están ausentes.

Al olvido y a la niebla yo tengo que entregarme.

Creamos a nuestro corazón:

¿Es nuestra casa la tierra?

En sitio de angustia y de dolor vivimos.

Por eso solamente canto y pregunto:

¿Cuál flor otra vez plantaré?

¿Cuál maíz otra vez sembraré?

¿Mi madre y mi padre aún habrán de dar fruto nuevo?

¿Fruto que vaya medrando en la tierra?

Es la razón porque lloro:

nadie está allí: nos dejaron huérfanos en la tierra.

¿En dónde está el camino

para bajar al Reino de los Muertos,

a dónde están los que ya no tienen cuerpo?

¿Hay vida aún allá en esa región

en la que de algún modo se existe?

¿Tienen aún conciencia nuestros corazones?

En cofre y caja esconde a los hombres

y los envuelve en ropas el dador de la Vida.

¿Es que allá los veré?

¿He de fijar los ojos en el rostro

de mi madre y de mi padre?

¿Han de venir a darme ellos aún

su canto y su palabra?

¡Yo los busco: nadie está allí:

nos dejaron huérfanos en la tierra!

(Traducción de A. M. Garibay)

Imagen:https://www.blogger.com/

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