Las ideas y los tiempos.
La Querella de las Investiduras
Se trata del conflicto entre los emperadores del
Sacro Imperio y los pontífices romanos, durante los siglos XI y XII. Empezó
con el enfrentamiento personal entre el Emperador Enrique IV y el Papa
Gregorio VII acerca del nombramiento de
los obispos. Antes, desde mediados del siglo X, los sucesivos emperadores habían
podido arbitrar en la elección de los papas, nombraban obispos y abades y
disponían por entero de los bienes eclesíásticos.
A mediados del XI, dentro de la iglesia se extendió
un espíritu de reforma en el que destacó Hildebrando de Sovana, más tarde elegido
Papa, con el nombre de Gregorio VII. Publicó el ‘Dictatus Papae’, para recordar
que el sumo pontífice era el único señor de la Iglesia, teniendo la
exclusividad de nombrar obispos y demás dignidades eclesiásticas, teniendo
autoridad por encima de todos los monarcas y del Emperador.
Enrique IV se negó a someterse a los distados
papales. El conflicto se desarrolló en tres etapas. En la primera, Enrique
terminó por plegarse a la voluntad de los papas, En la segunda, tas la muerte
de Enrique IV, su hijo Enrique V aceptó los acuerdos alcanzados por su padre y
convocó la Primera Cruzada. En la tercera, se puso fin a la querella de las
investiduras en el Concordato de Worms, en el que se reconoció que el Papa
tenía plena potestad en el campo eclesiástico, pero el Emperador conservaba la
potestad de poder gestionar los bienes materiales de los señoríos
eclesiásticos.
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