martes, 7 de octubre de 2025

Las ideas y los tiempos.

La Querella de las Investiduras

Se trata del conflicto entre los emperadores del Sacro Imperio y los pontífices romanos, durante los siglos XI y XII. Empezó con el enfrentamiento personal entre el Emperador Enrique IV y el Papa Gregorio VII acerca del  nombramiento de los obispos. Antes, desde mediados del siglo X, los sucesivos emperadores habían podido arbitrar en la elección de los papas, nombraban obispos y abades y disponían por entero de los bienes eclesíásticos.

A mediados del XI, dentro de la iglesia se extendió un espíritu de reforma en el que destacó Hildebrando de Sovana, más tarde elegido Papa, con el nombre de Gregorio VII. Publicó el ‘Dictatus Papae’, para recordar que el sumo pontífice era el único señor de la Iglesia, teniendo la exclusividad de nombrar obispos y demás dignidades eclesiásticas, teniendo autoridad por encima de todos los monarcas y del Emperador.

Enrique IV se negó a someterse a los distados papales. El conflicto se desarrolló en tres etapas. En la primera, Enrique terminó por plegarse a la voluntad de los papas, En la segunda, tas la muerte de Enrique IV, su hijo Enrique V aceptó los acuerdos alcanzados por su padre y convocó la Primera Cruzada. En la tercera, se puso fin a la querella de las investiduras en el Concordato de Worms, en el que se reconoció que el Papa tenía plena potestad en el campo eclesiástico, pero el Emperador conservaba la potestad de poder gestionar los bienes materiales de los señoríos eclesiásticos.

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