miércoles, 2 de septiembre de 2020

 De estómagos y pies

Iriarte pone al sombrerero a los pies de un Franciscano.

En la imagen de La Fontaine el estómago es la majestad real.

En la pluma de Esopo dialogan los dos.

…………..

El sombrerero

A los pies de un devoto franciscano

se postró un penitente.-Diga, hermano:

¿qué oficio tiene?-Padre, sombrerero.

-¿ y qué estado?-Soltero.

-¿ Y cuál es su pecado dominante?

-Visitar una moza. -¿Con frecuencia?

-Padre mío, bastante.

-¿Cada mes?-Mucho más.-¿Cada semana?

-Aun todavía más-. ¡Ya! ¿Cotidiana?

-Hago dos mil propósitos sinceros,

pero Explíquese, hermano, claramente:

¿dos veces cada día? -Justamente.

-¿Pues cuándo diablos hace los sombreros?

 

Tomás de Iriarte

 Desván, retales de palabras.: EL SOMBRERERO.

El estómago

Debí comenzar mi obra por la monarquía. Bajo cierto aspecto considerado, es imagen suya el estómago; cuando éste sufre algo, todo el cuerpo se resiente.

Cansados una vez de trabajar por él los diversos miembros del cuerpo humano, resolvieron vivir en la holganza, siguiendo su ejemplo. “Que se mantenga de aire” decían; “trabajamos y sudamos como bestias de carga, y ¿para quién? Tan solo para el. De nada nos sirven nuestros afanes, mientras él vive a nuestras expensas. Hagamos como él hace; holguemos.” Dicho y hecho; las manos dejaron de asir, los brazos de moverse y las piernas de caminar. Todos dijeron al estómago que se buscase la vida; pero ¡cuán pronto se arrepintieron! A poco, los desdichados miembros quedaron enteramente debilitados. Faltos de nueva sangre; languidecieron todos; y los revoltosos se convencieron de que aquel a quien llamaban ocioso y holgazán contribuía tanto o más que ellos al bien común.

¡Que bien se aplica esto a la majestad real! Mucho recibe, pero también da mucho, y el resultado es igual. Todos trabajan para ella, y de ella todos viven. Mantiene al artesano, enriquece al mercader, da sueldo al magistrado, hace vivir al labrador, paga al militar, distribuye por todas partes sus mercedes, y sostiene todo el peso del Estado. Bien lo explico Menenio Agrippa; el pueblo romano quería separarse del senado; alegaban los descontentos que éste monopolizaba el mando, el poder, las riquezas y los honores, dejándole todos los males: los tributos, los impuestos las fatigas de la guerra. Ya habían salido los plebeyos de la ciudad y muchos de ellos iban en busca de otra patria, cuando Menenio les hizo ver que Pueblo y senado eran dos miembros de un solo cuerpo, y con este apólogo famoso desde entonces, los redujo a su deber.

La Fontaine

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El estómago y los pies


El estómago y los pies discutían sobre su fuerza.

Los pies repetían a cada momento que su fuerza era superior, que incluso llevaban al estómago.

A lo que éste respondió:

-Amigos míos, si yo no les diera el alimento, no me podrían llevar.

Esopo

Las manos, los pies y el vientre | Fábulas de Esopo

Imagen:https://www.google.com/

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