miércoles, 31 de mayo de 2023

Entre las de Esopo, cuatro Zorras más:

La gula jugó una mala pasada a la primera.

La segunda confió en quien no debía y se hirió las patas

Una tercera dio a un leñador una lección de honestidad.

La envidia de la cuarta la llevó a un fatal desenlace.

La zorra a la que se le llenó el vientre

Una zorra hambrienta encontró en el tronco de una encina unos pedazos de carne y de pan que unos pastores habían dejado escondidos en una cavidad. Y entrando en dicha cavidad, se los comió todos.

Pero tanto comió y se le agrandó tanto el vientre que no pudo salir. Empezó a gemir y lamentarse del problema en que había caído.

Por casualidad pasó por allí otra zorra, y oyendo sus quejidos se le acercó y le preguntó qué le ocurría. Cuando se enteró de lo que acaecía:

-¡Pues quédate tranquila hermana hasta que vuelvas a tener la forma en que estabas, entonces de seguro que podrás salir fácilmente sin problemas!

La zorra y el espino

Una zorra saltaba sobre unos montículos, y estuvo de pronto a punto de caerse. Y para evitar la caída, se agarró a un espino, pero sus púas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que ellas le producían, le dijo al espino:

-Acudí a ti por ayuda, y más bien me has herido!

A lo que respondió el espino:

-¡Tú tienes la culpa, amiga, por agarrarte a mí, bien sabes lo bueno que soy para enganchar y herir a todo el mundo, y tú no eres la excepción!

La zorra y el leñador

Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando llegó al sitio de un leñador y le suplicó que la escondiera. El hombre la aconsejó que ingresara a su cabaña.

Casi de inmediato llegaron los cazadores y le preguntaron al leñador si había visto a la zorra.

El leñador les dijo que no con la voz, pero con la mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se había escondido.

Los cazadores no comprendieron las señas de la mano y se confiaron únicamente en lo dicho con la palabra.

La zorra, al verlos marcharse, salió sin decir nada.

El leñador le reprochó a la zorra el porqué, a pesar de haberla salvad, no le daba las gracias. La zorra respondió:

Tu hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo.

La zorra y la serpiente

Se encontraba una higuera a la orilla de una camino, y una zorra vio junto a ella una serpiente dormida.

Envidiando aquel cuerpo tan largo, y pensando en que podría igualarlo, se echó la zorra a tierra al lado de la serpiente e intentó estirarse cuanto pudo. Tanto esfuerzo hizo, hasta que al fin, por vanidosa, se reventó.

Imágenes:https://www.google.com/

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