Va de ranas. Dos de Fedro y una de Iriarte:
Su primera se atreve a quejarse al sol.
A la segunda de Fedro la obsesión por la apariencia acabó con
ella.
En la suya, Iriarte aprovecha para dar un palo a los poetas huecos.
………….
Las ranas contra el sol
Quiso
casarse el sol allá en tiempos antiguos; y tanto se alborotaron las ranas al
saber la noticia, que hubo de preguntarles
Júpiter el motivo de tan inusitadas quejas. Adelantándose en aquel punto la más
osada de entre ellas, dijo:
-Al
presente el sol es uno solo, y con todo eso, abrasa y deseca nuestras lagunas,
forzándonos a morir en estas en todo extremo áridas moradas; pregunto: ¿qué nos
sucedería si llegase a tener hijos?
Fedro
La rana rota y el buey
En
un prado, cierta vez, una rana vio a un buey. Y tocada por la envidia de tanta
grandeza, su rugosa piel inflo. Entonces a sus hijos preguntó si era más grande
que el buey. Ellos dijeron que no. De nuevo tensó su piel con mayor esfuerzo, y
de similar modo preguntó quién era mayor. Ellos dijeron que el buey. Indignada,
quiso hincharse con más fuerza todavía y terminó por perecer quedando su cuerpo
roto.
Fedro
La rana y el renacuajo
En
la orilla del Tajo
hablaba
con la rana el renacuajo,
alabando
las hojas, la espesura
de
un gran cañaveral y su verdura.
Mas
luego que del viento
el
ímpetu violento
una
caña abatió, que cayó al río,
en
tono de lección dijo la rana:
“Ven
a verla, hijo mío;
por
defuera muy tersa, muy lozana;
por
dentro toda fofa, toda vana-”
Si
la rana entendiera poesía,
también de muchos versos lo diría.
Iriarte
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