Esopo nos ilustra con tres zorras más:
En la primera, un labrador, para su desgracia y sin preverlo, dota a una zorra de un poder devastador.
En la segunda, una zorra recrimina a un cuervo
el que se quede “viéndolas venir.”
Las zorras dan una lección de prudencia en la tercera fábula.
………..
La zorra y el hombre labrador
Había un hombre que odiaba a una zorra porque le ocasionaba
algunos daños ocasionalmente.
Después de mucho intentarlo, pudo al fin cogerla, y buscando
vengarse de ella, le ató a la cola una mecha empapada en aceite y le prendió fuego.
Pero un dios llevó a la zorra a los campos que cultivaba aquel
hombre.
Era la época en que ya estaba listo para la recolección del
producto y el labrador siguiendo a la raposa, contempló llorando, cómo al pasar
ella por sus campos, se quemaba toda su producción.
La zorra y el cuervo hambriento
Un flaco y hambriento cuervo se posó en una higuera, y viendo que
los higos aún estaban verdes, se quedó en el sitio a esperar a que maduraran.
Vio una zorra al hambriento cuervo eternizado en la higuera, y
le preguntó qué hacía. Una vez que lo supo, le dijo:
-Haces muy mal perdiendo el tiempo confiado a una lejana esperanza,
la esperanza se llena de bellas ilusiones, mas no de comida.
Las zorras, las águilas y las liebres
Cierto día las águilas se declararon en guerra contra las
liebres.
Fueron entonces éstas a pedirles ayuda a las zorras. Pero ellas
les contestaron:
-Las hubiéramos ayudado si no supiéramos quiénes son ustedes y
si tampoco supiéramos contra quiénes luchan.
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