Las ideas y los tiempos

El mito japonés de la creación

Los dioses encargaron al macho Izanagi y a la hembra Izanami la creación de la primera tierra. Para ayudarles en su trabajo se les dio ‘la lanza de los cielos’ (Amenonuhoko). Agitaron el océano con la lanza y con las gotas saladas que cayeron de la punta de la lanza se creó la isla Onogoro. Descendieron del cielo e hicieron su casa en la isla. Ambos se unieron y de ellos nacieron dos hijos: Hiruko (fuente de agua) y Awashima (isla de burbujas). No se consideraron dioses porque fueron mal hechos. Los embarcaron en un bote y preguntaron a los dioses qué habían hecho mal. Los doses les respondieron que el dios masculino debió haber iniciado la conversación durante la ceremonia de la unión. De modo que repitieron la ceremonia  y entonces su matrimonio fue exitoso.

De su unión nacieron las ocho grandes islas de la cadena japonesa, seis islas más y muchas deidades.  Izanami murió al dar a luz a Kagututi (encarnación del fuego). Izanagui, furioso, mató a Kagututi y de su muerte surgieron muchas deidades más.

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