Ethel Afamado (25 de abril de 1940, Montevideo)
Es una compositora, escritora, poetisa, guitarrista y cantante
popular uruguaya.
Entre sus obras ‘Mujeres, sus voces en mi voz’ y ‘Caminos de la
palabra’.
…………..
Final
Baja
despacio las escaleras. Abandona la casa. Siente el dolor de dejar atrás
proyectos, ilusiones, años que ahora le parecen vacíos. Al mismo tiempo
necesita recobrar el aire que le falta desde ya no sabe cuando. Respirar en
libertad es su necesidad inmediata.
Los ojos de
las paredes la amedrentan. Los escalones resisten su partida.
Un trago de
arena se le cruza en la garganta.
La voz de
Gustavo suena tensa y violenta como siempre.
¡Mariana!
No es fácil
dejar así la casa. Su casa. Los primeros años dichosos le traban los pasos.
Pero este no
es un gesto alocado; impulsivo; es un paso que ha sido muy pensado y
últimamente conversado entre los dos.
Precisamente
la noche anterior lo discutieron otra vez, poniéndose de acuerdo por fin, en
que la separación era la única salida a esa insoportable situación.
Fue una
conversación seria; madura; como hacía mucho tiempo no tenían. Se habían
despedido en calma, diciéndose adiós. Entonces por qué la llama ahora?
Se detiene
un momento sin mirar atrás. Ya nos dijimos todo; no quiero hablar más, dice, la
voz cansada, casi en un suspiro.
Cuándo
comenzó esta guerra insana?. Celos ridículos, maltrato, arrepentimientos
dudosos y al final todo convertido en rencor. Imposible soportar más las
imposiciones absurdas, la desvalorización permanente y el desprecio.
Ella
también, sin darse cuenta ha caído en esa espiral de agravios, que no hacen más
que ahondar la zanja del desamor.
Imposible
recomponer esos jirones. No se volverá atrás.
Mariana.
Ahora la voz
suena menos violenta. Menos perentoria. Casi coloquial. Ella continúa bajando
dispuesta a no dejarse presionar. Sabe de los vaivenes de ese juego de la
tensión contenida. Sabe del aletazo oscuro de la violencia, seguido por el
pedido de perdón.
¡Mariana…!
Esta vez
ella percibió en su voz una vibración diferente. Desconocida.
Un aire
áspero y duro inundó el ambiente. Se detuvo otra vez. Ese apenas imperceptible
cambio en la voz de Gustavo, la hizo estremecer.
Apoyándose
en la baranda de la escalera se dio vuelta a mirarlo.
Entonces él
disparó.
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