domingo, 15 de diciembre de 2024

 La Fontaine, Fedro, Iriarte, Esopo: cada una trae su lobo

El lobo de La Fontaine no está dispuesto a renunciar a la libertad por nada en el mundo.

El de Fedro queda en evidencia ante el razonamiento de un caballo.

El de Iriarte no consigue convencer al pastor de su bondad.

El lobo de Esopo, sucumbe por presuntuoso.

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El lobo y el mastín gordo

Un lobo que se encontraba hambriento, se encontró a un mastín gordo y sano que andaba

recorriendo el bosque. Atacarlo y comerlo hubiera sido lo correcto para el lobo, pero la

realidad es que hubiera sido también una pelea feroz, con un enemigo bien dotado.

El lobo se le acerca para dialogar y halagar lo bien que se lo veía, a lo que el mastín respondió: No estás tan bien como yo, porque no quieres, deja el bosque y a tus amigos. Sígueme y tendrás una vida excelente. Y el lobo preguntó:

-¿Y qué tendré que hacer?

- Casi nada, dijo el perro: atacar a quien ponga en peligro al amo; querer a los dueños de casa, y siempre complacerlos. Con algo tan simple como eso que te digo, tendrás las sobra de todas las comidas, huesos de pollos, carne fresca, frutas y verduras; y también cariño, como un elemento extra.

El lobo se sintió feliz y lleno de gozo. Mientras caminaban hacia la casa del amo del mastín, el lobo se dio cuenta que el perro tenía el cuello pelado.

-¿Qué es eso? –preguntó.

-Nada.

-¡Cómo que nada!

-Una tontería.

-Pero algo es, esa peladura en el cuello.

-Será la señal del collar con el que a veces estoy atado.

-¡Atado! –exclamó el lobo. ¿Tú no vas a donde quieras?

-No siempre, pero eso, ¿qué importa?

-Importa tanto, que no quiero ni el más grande de los tesoros por renunciar a la libertad. Terminó de decir el lobo, y se alejó corriendo, sin mirar atrás.

La Fontaine

El lobo y el caballo

Pasaba un lobo por un sembrado de cebada, pero como no era comida de su gusto, la dejó y siguió su camino. Encontró al rato a un caballo y le llevó al campo, comentándole la gran cantidad de cebada que había hallado, pero que en vez ce comérsela él, mejor se la había dejado porque le agradaba más oír el ruido de sus dientes al masticarla. Pero el caballo repuso:

-¡Amigo, si los lobos comieran cebada, no hubieras preferido complacer a tus oídos sino a tu estómago!

Fedro

El lobo y el pastor

Cierto lobo, hablando con cierto pastor,

“amigo –le dijo-, yo no sé por qué

me has mirado siempre con odio y horror.

Tiénesme por malo; no lo soy, a fe.

 

Mi piel en invierno ¡qué abrigo me da!

Achaques humanos cura más de mil.

y otra cosa tiene, que seguro está

que la piquen pulgas ni otro insecto vil.

 

Mis uñas no trueco por las del tejón,

que contra el mal de ojo tienen gran virtud;

mis dientes ya sabes cuán útiles son,

y a cuántos con mi unto he dado salud”.

 

El pastor responde: “¡Perverso animal!

¡Maldígate el cielo, maldígate, amén!

Después que estás harto de hacer tanto mal,

¿qué importa que puedas hacer algún bien?

 

Al diablo los doy

tantos libros lobo como corren hoy.

Iriarte

El lobo orgulloso de su sombra y el león

Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios, a la hora en que el sol se ponía en el horizonte. Y viendo su sombra bellamente alargada exclamó:

-¿Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo? ¡Con treinta metros de largo, bien fácil me será convertirme en rey de los animales!

Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león le cayó encima y empezó a devorarlo. Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo:

-La presunción es causa de mi desgracia.

Esopo

Imágenes:https://www.blogger.com/

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