Las Ideas y Los Tiempos
Anselmo de Canterbury (Aosta, 1033 – Canterbury, 1109)
Monje benedictino, arzobispo de Canterbury, prior de Bec, filósofo escolástico, teólogo, nombrado “Doctor de la iglesia” y proclamado santo.
Anselmo, en el
campo filosófico intenta llegar a un entendimiento racional del misterio y los
dogmas. Dice que no pretende
comprenderlos en su profundidad sino en la manera que sea posible. Se pone,
dice, en el lugar “del creyente que pregunta a la razón” y afirma que allí donde
la razón o sea capaz de responder, habrá
que echar mano de la fe.
Este intento de
argumentar racionalmente los misterios, método que seguirá la corriente
neoescolástica, le ocasionó algunos problemas, por parte de aquellos que lo
consideraban en contra de la ortodoxia católica.
Es reconocido
en el campo teológico como gran defensor de la Inmaculada Concepción de María y
como gran apologeta.
En el campo de
la filosofía y con respecto a los “universales”, explica, en contra de los
nominalistas, su teoría llamada “realismo exagerado”. Dice: “Todas las cosas
buenas se dicen buenas por un único bien, todas las cosas verdaderas por una
única verdad” Esas perfecciones tienen una fuente, luego a ese concepto
universal concebido en la mente, le otorgamos “estatus” ontológico.
En su obra
“Monologio” expone argumentos ”a posteriori” para demostrar la existencia de
Dios. Va de los efectos a la causa, es decir de las criaturas a Dios. Es decir,
las cosas buenas y verdaderas han de tener una Fuente que las causa, es decir
Dios.
En su obra “Prosiogio”, explica el “argumento ontológico”, para demostrar la existencia de Dios. Aquí desciende de Dios a las criaturas. Dice: Dios es el ser mayor del cual no se puede pensar otro. Por otra parte lo que existe en la realidad es superior a aquello que sólo puede ser pensado. Sería contradictorio que un ser que sólo pudiera ser pensado no existiera. Por tanto ese ser tiene que existir y es Dios
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