Esopo nos presenta otras tres zorras:
La primera propone a sus hermanas una
iniciativa, pero no obtiene aprobación.
La segunda concluye que no es tan fiero el león
como lo pintan.
La tercera filosofando llega a la conclusión de que no es oro todo lo que reluce.
La zorra con el rabo cortado
Una zorra a la cual un cipo le había cortado la cola, estaba tan
avergonzada, que consideraba su vida horrorosa y humillante, por lo cual
decidió que la solución sería aconsejar a las demás hermanas cortarse también
la cola, para así disimular con la igualdad general su defecto personal.
Reunió entonces a todas sus compañeras, diciéndoles que la cola no
sólo era un feo agregado, sino además una carga sin razón.
Pero una de ellas tomó la palabra y dijo:
-Oye hermana, si no fuera por tu conveniencia de ahora, ¿nos darías
en realidad este consejo?
La zorra que nunca había visto un león
Había una zorra que nunca había visto un león.
La puso el destino un día delante de la real fiera. Y como era
la primera vez que le veía, sintió un miedo espantoso y se alejó tan rápido como
pudo.
Al encontrar al león por segunda vez, aún sintió miedo, pero
menos que antes, y lo observó con calma por un rato.
En fin, al verlo por tercera vez, se envalentonó lo suficiente
hasta llegar a acercarse a él para entablar conversación.
La zorra y la careta vacía
Entró un día una zorra en la casa de
un actor, y después de revisar sus utensilios, encontró entre muchas otras cosas
una máscara artísticamente trabajada.
La tomó entre sus manos, la observó y
se dijo:
-¡Hermosa cabeza! Pero qué lástima que
no tiene sesos.
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