Las ideas y los tiempos
Valentín el gnóstico (Siglo
II)
Fue un gnóstico egipcio que llegó a Roma, donde
conoció las religiones paganas, judía y cristiana. Se alejó de las
afirmaciones cristianas para centrarse en la vertiente panteísta y mitológica.
En su libro ‘Epístola a Reginos sobre la
Resurrección’, manifiesta su carácter gnóstico, pero afirma querer estar dentro
de la iglesia sin renunciar al nombre cristiano. A la doctrina cristiana de la
resurrección le da un sentido diferente,
interpretándola a la luz gnóstica.
El pensamiento valentiniano, se sitúa en la dimensión
de la mitología, presentando la gnosis como respuesta a las cuestiones claves
del existir, como son ¿qué éramos y qué hemos llegado a ser?, ¿de dónde éramos
y adónde hemos venido a parar?, etc.
Explica que había un eón preexistente, Abismo, que
estaba con Silencio. Abismo concibió la idea de emanar y con Silencio dio a luz a
un par de eones: Mente y Verdad. Se formó así la ‘Cuaternidad primordial’.
Después La Mente y la Verdad, continuaron emanando, dando origen a Logos y vida,
estos, a su vez, engendraron a Hombre e Iglesia, dando así lugar a la
‘Cuaternidad Inferior’. Siguió el proceso hasta un total de treinta eones, el
último de los cuales es Sophia (Sabiduría). Así queda establecido el ‘Pléroma
divino’.
A través de Sophia, el hombre, el ser supremo del
mundo inferior, participa de la naturaleza material, de modo que la obra de
redención consistirá en liberar a su parte superior, la espiritual, de su
servidumbre de la inferior. Esta fue la misión de Cristo y del espíritu Santo.
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