martes, 15 de abril de 2025

¡Que vienen los perros...!

La conducta de perro de La Fontaine tiene hoy plena vigencia.

Los dos perros de Esopo terminan por juzgar al amo de injusto.

Dos perros de Fedro se equivocan en el método para conseguir el objetivo.

Al pobre perro de Clarís de Florián un gato espabilado le abre las entendederas.

El perro que lleva la comida de su amo

Nadie tiene los ojos exentos de la tentación de la hermosura, ni libres las manos de la del oro: pocos son los que guardan un tesoro con bastante fidelidad.

Llevaba un perro a casa la comida del amo colgada al cuello. Era sobrio y frugal, más de lo que hubiese querido cuando veía una buena tajada; pero, al fin y al cabo lo era. ¿no estamos todos sujetos a esas debilidades? ¡Extraña contradicción! La frugalidad que enseñamos a los perros, no la pueden aprender los hombres.

Quedamos, pues, en que aquel perro era de condición. El caso fue que pasó un mastín, y probó a quitarle los manjares. No lo consiguió tan fácilmente como creía: nuestro perro dejó en tierra la presa para defenderse mejor, libre de carga, y comenzó la batalla. Acudieron otros perros, entre ellos algunos de esos que viven sobre el país y hacen poco caso de los golpes. No podía contra todos el pobre can, y viendo la pitanza en inminente riesgo, quiso obtener su parte, como era de razón.

-¡Basta de pelea! -les dijo-,  no quiero más que mi ración; para vosotros lo demás.

Y así diciendo, hinca el diente antes que nadie. Y cada cual tira por su parte, a quien mejor; y todos participaron de la merienda.

Veo en este caso el vivo ejemplo de una ciudad cuya hacienda está a merced de todos; regidores, síndicos y alcabaleros meten la mano hasta el codo. El más listo abre el ojo a los demás, y en un periquete quedan limpias las arcas. Si algún escrupuloso quiere defender el público caudal con frívolas razones, le hacen ver que es un solemne bobo. No le cuesta mucho convencerse, y al punto le veis meter la uña como el primero.

La Fontaine

Los dos perros

Un hombre tenía dos perros. Uno era para la caza y el otro para el cuido. Cuando salía de cacería iba con el de caza, y si cogía alguna presa, al regresar, el amo regalaba un pedazo al perro guardián. Descontento por esto el perro de caza, lanzó a su compañero algunos reproches: que sólo era él quien salía y sufría en todo momento, mientras que el otro perro, el cuidador, sin hacer nada, disfrutaba de su trabajo de caza.

El pero guardián le contestó:

-¡No es a mí a quien debes reclamar, sino a nuestro amo, ya que en lugar de enseñarme a trabajar como a ti, me ha enseñado a vivir tranquilamente del trabajo ajeno!

Esopo

Los perros hambrientos

Vieron unos perros hambrientos en el fondo de un arroyo unas pieles que estaban puestas para limpiarlas; pero como debido al agua que se interponía no podían alcanzarlas, decidieron beberse primero el agua para así llegar fácilmente a las pieles.

Pero sucedió que de tanto beber, reventaron antes de llegar a las pieles.

Ten siempre cuidado con los caminos rápidos, pues no siempre son los más seguros.

Fedro

El perro y el gato

Juan, un perro que tenía

a su compadre vendió;

pero el perro, el mismo día

tomo pipa y se volvió

a la casa en que vivía.

 

Este celo pagó Juan

sacudiéndole un trancazo,

de modo que el pobre can

se volvió plan, plan,

magullado el espinazo.

 

Un gato, que a largo trecho

vio que el perro se admiraba

de lo que Juan había hecho,

le dijo: pues ¿qué pensaba?

Cada cual va a su provecho.

Clarís de Florián

Imágenes:https://www.blogger.com/

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