lunes, 22 de abril de 2024

Va de ranas. Una de Iriarte y cuatro de Samaniego:

La rana de Iriarte se queda confusa ante la contestación de una gallina indignada.

Dos de Samaniego discuten sobre el medio donde era más conveniente vivir y una de ellas sucumbe por no evitar el peligro.

De las otras dos de Samaniego, una es impulsiva y la otra muy prudente.

…………

La rana y la gallina

Desde su charco una parlera rana

oyó cacarear a una gallina.

–Vaya –le dijo- no creyera hermana,

que fueras tan incómoda vecina.

Y con toda tu bulla, ¿qué hay de nuevo?

-Nada, sino anunciar que pongo un huevo.

-¿Un huevo? ¡Y alborotas tanto!

-Un huevo sólo, sí, señora mía.

¿Te espantas de eso cuando yo no me espanto

de oírle cómo graznas noche y día?

Yo, porque sirvo de algo, lo publico;

tú, rana, que de nada sirves, calla el pico.

 Iriarte

Las dos ranas

Tenían dos ranas

sus pastos vecinos,

una en un estanque,

otra en el camino.

cierto día a ésta

aquella le dijo:

“¡Es creíble, amiga,

de tu mucho juicio

que vives contenta

entre los peligros,

donde te amenazan,

al paso preciso,

los pies y las ruedas

riesgos infinitos!

Deja tal vivienda;

muda de destino;

sigue mi dictamen

y vente conmigo.”

En tono de mofa,

 haciendo mil mimos,

respondió a su amiga:

“¡Excelente aviso!

¡A mí novedades!

Vaya, ¡qué delirio!

 Eso sí que fuera

darme el diablo ruido.

¡Yo dejarla casa

que fue domicilio

de padres, abuelos

y todos los míos,

sin que haya memoria

de haber sucedido

la menor desgracia

desde hace siglos.“

“Allá te compongas;

mas ten entendido

que tal vez sucede

lo que no se ha visto.”

Llegó una carreta

 a este tiempo mismo,

y a la triste rana

tortilla la hizo.

Por Hombres de seso

muchos hay tenidos,

que a nuevas razones

cierran los oídos.

Recibir consejos

es un desvarío;

la rancia costumbre

suele ser su libro.

Samaniego

Las ranas sedientas

Dos ranas que vivían juntamente,

en un verano ardiente

se quedaron en seco en su laguna.

Saltando aquí y allí, llegó la una

a la orilla de un pozo.

Llena entonces de gozo,

gritó a su compañera:

“Ven y salta ligera.”

Llegó, y estando entrambas a la orilla,

notando como grande maravilla,

entre los agotados juncos y heno,

el fresco pozo casi de agua lleno,

prorrumpió la primera: “¿A qué esperamos,

que no nos arrojamos

al agua, que apacible nos convida?”

La segunda responde: “Inadvertida,

yo tengo igual deseo,

pero pienso y preveo

que, aunque es fácil al pozo nuestra entrada,

la agua, con los calores exhalada,

según vaya faltando,

nos irá dulcemente sepultando,

y al tiempo que salir solicitemos,

en la Estigia laguna nos veremos.”

 

Por consultar al gusto solamente

entra en la nasa el pez incautamente,

el pájaro sencillo en la red queda,

y ¿entre qué lazos el hombre no se enreda?

Samaniego

Imágenes:https://www.blogger.com/

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